miércoles, 24 de noviembre de 2010




Detrás del muro

El hospital Moyano visto desde afuera.


El hospital Moyano, visto de afuera, parece una cárcel. Una pared altísima con manchas de humedad, ventanas enrejadas una al lado de la otra, vidrios rotos y un silencio que amenaza con ser interrumpido. Alrededor casi no hay casas. Las vías del tren de un lado, el Borda y los descampados del otro, dan la sensación de estar lejos de la ciudad, lejos de todo.
  
La entrada principal sobre la calle Brandsen da la bienvenida: “Hospital nacional neuro-psiquiátrico de mujeres”. Al lado de la puerta un cartel de la CTA se tambalea con el viento y dice: “Podran comprar la conciencia pero no podrán callar nuestras denuncias. No al cierre del Moyano”. Adentro, un hombre de pelo largo y anteojos negros (que parece salido de una fiesta de música electrónica) atiende la recepción. Después hay que atravesar el control de dos policías: un hombre y una mujer que se ríen entre ellos y no prestan mucha atención. Al fin, dentro del hospital. Desde la puerta, parece una plaza cualquiera, pero en vez de chicos, son casi todas ancianas.
 

La salud mental en crisis

La problemática de la salud mental ha sido aplazada durante tanto tiempo que hoy la situación es crítica. A pesar de la vigencia de una ley que plantea un cambio en la forma de ver y tratar la psiquiatría, en lo concreto no se hizo ni se hace nada. Sin presupuesto para remodelar los edificios de los hospitales, sin suficiente personal médico ni de mantenimiento y sin ninguna iniciativa comunitaria de inclusión, la situación no hace más que empeorar.


Entrada principal del Hospital de salud mental de mujeres Braulio Moyano
En Argentina hay alrededor de 25 mil personas internadas en instituciones psiquiátricas, el 80% están por un periodo mayor de un año. En el año 2000 se aprobó la ley nº 448 de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires, que apunta a la rehabilitación y reinserción en la sociedad del paciente. Establece “la concreción de los derechos al trabajo, al bienestar, a la vivienda, a la seguridad social, a la educación, a la cultura, a la capacitación y a un medio ambiente saludable” para los pacientes.


El informe de agosto de la Comisión de Seguimiento de la ley de Salud Mental detalla las condiciones actuales del Hospital Moyano. Con respecto al personal, se está produciendo un vaciamiento ya que no hay concursos por los puestos. Sólo se contrata personal por Emergencia Sanitaria. De los empleados fijos la mayoría son enfermeros, hay 100 psiquiatras, 18 asistentes sociales, 20 terapistas y 24 psicólogos. De mantenimiento, solo hay 15 empleados efectivos. La única radióloga se jubiló y no se nombró otra, por lo que no hacen radiografías.




Cuando llegué al Moyano me dijeron: “o te internamos o vas al cementerio”

Así relata una joven de 22 años su paso por el hospital Neuropsiquiátrico de mujeres.


 Nadia Sánchez tiene 22 años, actualmente vive con sus padres en la localidad bonaerense de Escobar, estuvo internada en 4 etapas diferentes en el neuropsiquiátrico Braulio Moyano, ingresó hace 3 años atrás por un intento de suicidio, le dieron el alta médica a principios de este año. Hoy continúa su tratamiento en un Hospital de día en Pilar, donde asiste diariamente como si fuera a trabajar. Afirma que recién este año tomó conciencia de la enfermedad que padece, y también, después de tanto tiempo, lograron diagnosticarle que sufre de un trastorno bipolar.

¿En que periodos estuviste en el internada en el Moyano?
La primera que vez que entré fue en octubre de 2007, por intento de suicidio. Estuve una noche en la guardia, al día siguiente me trasladaron al pabellón “Emergencia” donde la internación máxima eran 30 días. Ese fue el tiempo que estuve. A los quince días de haber entrado me dieron el primer permiso para volver a mi casa, pero debía regresar al día siguiente. Así fue como salí un sábado y volví el domingo, que recuerdo era el día de la madre. El mismo procedimiento se realizó al fin de semana siguiente. Y al fin, al cumplir cuatro semanas de mi internación me dieron el alta.
Después, pasé un mes afuera. Tuve dos recaídas en ese tiempo. En la última amenacé con tirarme a un dique de Puerto Madero. Yo le llamo "Tentativa de intento de suicidio".Por ese hecho entré nuevamente al hospital, derivada del Fernández, en diciembre de 2007. Ingresé a la guardia directamente, estuve un día y  luego pasé a Emergencias. En esa oportunidad estuve más de un mes (45 días). Para ese período pasé Navidad internada.
La tercera vez entré en los primeros días de febrero de 2008 a “Emergencias” también. Fue en esa internación cuando me escapé por primera vez, pero llegué hasta la esquina, y tuve un intento de suicidio en el lugar. Estuve un mes y me dieron el alta. En esta ocasión no pasé por la guardia.
Y por última vez, la cuarta internación llegué y estuve cuatro días en la guardia. Esto fue para Agosto de 2008.Como Emergencias admitía solamente hasta tres veces a las pacientes me derivaron al pabellón “Admisión”. Fue en ese lugar donde tuve mi tercer intento y donde estuve 9 meses. De ese mismo pabellón, en mayo de 2009 me trasladaron a Terapia a Corto Plazo. Donde definitivamente recibí el alta en Junio de 2009.



Audio: Nadia de 22 hs relatando algunas experiencias en el Hospital. (Duracion:1.53 min.)




“La gestión de los hospitales tiene que ser buena sin importar el gobierno de turno"

Así se refirió Silvio Bodnar, director de la Comisión de Seguimiento de la ley de Salud Mental en relación a la elección de las autoridades de los neuropsiquiátricos, también habló sobre los problemas y conflictos del Braulio Moyano.


En el edificio ubicado en Perú 160, luego de subir por escaleras 3 pisos y atravesar varios pasillos, se llega a la oficina de la Comisión de Salud de la Legislatura Porteña. En el despacho 315 se encuentra Silvio Bodnar, que pasó de ser director del Hospital Ameghino a Director de la Comisión de Seguimiento de la ley Nº 448 de Salud Mental, de la mano del Bloque Dialogo por Buenos Aires.

¿De que se trata la ley Nº 448 de Salud Mental?
Fue promulgada en el año 2000 y reglamentada en el 2004. Es una ley muy moderna, muy progresista, es una ley que define la salud mental como un derecho por ciudadano, es una ley que se aleja de las corporaciones, en el sentido que además por ejemplo le da posibilidades de acceso a cargos de conducción a profesionales de grado relacionados con la Salud Mental, no solamente a los médicos, por eso las corporaciones médicas están atacándola.

¿Por que la atacan?
Porque les saca poder. Las corporaciones están tratando de evitar eso, están tratando de declararla inconstitucional, mucho tiempo trabajaron para ello.

¿Y qué argumentos tienen?
Que los que tienen potestad para cargo de conducción son sólo médicos y esto es lo que se ve amenazado porque en la especialidad hay muchos más psicólogos que médicos.

Volviendo a la ley, ¿en qué se diferencia de anteriores leyes?
Es una ley que tiene en cuenta la singularidad del sujeto, esto es muy difícil porque tiene que ver con otras ciencias, no exclusivamente con la psiquiatría, sino con la psicología, con el psicoanálisis y demás. Respeta la identidad, la pertenencia, la genealogía y la historia, así como la dignidad, singularidad, autonomía y consideración de los vínculos familiares y sociales de las personas en proceso de atención.

¿Cómo es la situación de los neuropsiquiátricos en Capital Federal?
Los hospitales de salud mental son realmente complicados, la ley apunta a eso, se trata de cambiar el paradigma y la atención, la asistencia. Venimos de un sistema de laburo hospitalocéntrico, dónde para la historia de la humanidad el loco era encerrado, quemado o asesinado, no tenían lugar dentro de la sociedad y este es el lugar que tienen hoy, tanto en el Borda como en el Moyano. Estos hospitales están cambiando en algunas cuestiones, estamos trabajando para que algunas cosas de la ley que son realmente muy buenas se puedan aplicar, como la desinstitucionalización de los pacientes de manicomio, para poder darles el alta a los que están en condiciones de hacerlo, para eso es necesario implementar algunos dispositivos de prealtas que permitan la reinserción social y laboral de los internos.